"¿Quién tiene hambre?", preguntamos a menudo. Casi siempre nos
contestan, como mucho, dos o tres voces. No esperamos, por supuesto, que
sean más de cien.
En esta familia son muchísimos, tantos que son
conocidos como la familia más grande del mundo. ¿Cómo se puede manejar una familia así? Ziona Chana es el cabeza de familia de este experimento multitudinario, que consta de 39 esposas, 94 hijos, 14 nueras y 33 nietos.
Él, trabajador de la construcción de 67 años, ha declarado a los medios
que se siente en paz con la vida y agradecido por lo que tiene, así
como afortunado de ser el "jefe" de la familia más numerosa del mundo. Con 94 hijos, el más pequeño de todos ellos tiene 5 años.
Todos juntos viven en una casa inmensa, en Baktwang, India, dirigida
con mano de hierro por la mayor de las esposas, Zathiangi, quien tiene
la voz cantante en todo lo que respecta a lo doméstico. Ella, a los
micrófonos, ha dicho: "Soy la primera esposa de Ziona, y todas las demás
me respetan".
Por lo que podemos leer, es por ella que las cosas se organizan en la
casa, puesto que mantener todos los asuntos prácticos de una familia de
181 miembros parece algo bastante heroico. Para una sola cena son
necesarios 30 pollos, así como muchos kilos de patata y arroz hervido.
No me quiero imaginar la cantidad de ropa por lavar, las tareas de
perseguir a los niños para que se limpien los dientes antes de dormir, o
la forma de repartir la limpieza de esa casa de 100 dormitorios.
Chana es el centro de las actividades de la casa. Entre las 39
esposas existe un sistema de rotación para compartir la cama con el
hombre: a la que no tenga el turno ese día, le tocará conformarse con
los dormitorios comunales de la familia. Las más jóvenes son las que más
frecuentan ese espacio. Una de las esposas declara a la prensa que las relaciones en la familia "se basan en el amor y el respeto". Y no podemos imaginar cómo podría ser de otra forma.
Uno de los hijos, de 50 años, explica que su padre es miembro de una
de las sectas de la India que permiten la poligamia. Y así, dentro de
sus creencias, un hombre puede convertirse en un "jefe de tribu", que
cuida a un gran número de mujeres dentro de su comunidad. Lo que, desde
aquí, parece más complicado es mantener la paz y la armonía entre un
grupo tan numeroso de personas, y subsistir, ¡menuda familia!
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