Las embajadas británicas en los países de la zona euro recibieron instrucciones de programar planes de contingencia para sus ciudadanos en caso de que la crisis lleve al fin de la moneda única
La posibilidad de que el euro esté transitando sus últimos momentos dejó de ser materia de especulaciones privadas. Aunque Francia y Alemania -las dos potencias que vienen sosteniendo la economía continental y que están a la cabeza de las negociaciones para evitar una fractura del bloque- se esfuercen en delinear propuestas para llevar tranquilidad a los mercados, ya no son sólo los bancos y las calificadoras las que no confían en su éxito. En Reino Unido no lo dicen en voz alta, pero el gobierno admite que el riesgo existe y se teme que algo pueda ocurrir en el corto plazo.
De acuerdo al diario británico The Telegraph, la preocupación de los ministros de ese país se incrementó por la falta de señales claras para tomar medidas en España e Italia, las últimas -y más poderosas- de las economías que han puesto a la región en vilo. Consideran que, de no cambiar el curso, se encaminan a una crisis similar a la que está atravesando Grecia. Y por eso ya creen que el fin de la moneda única es "una cuestión de tiempo".
En ese contexto, el gobierno ha encomendado a sus sedes diplomáticas tomar cartas en el asunto. Deben definir planes de ayuda para sus ciudadanos por si la banca quiebra. En caso de un colapso financiero, unos diez mil ciudadanos británicos podrían quedar sin acceso a sus cuentas y no poder retirar su dinero. No descartan, además, escenarios extremos en los que estallen disturbios masivos derivados de esa situación.
Los analistas coinciden en que la fractura del bloque sería caótica, debido a que en los tratados no se contempló de modo correcto el modo en que uno de sus miembros lo abandone de manera ordenada. Si alguno de ellos finalmente resulta incapaz de pagar sus deudas, los que sufrirán inmediatamente serán los bancos que poseen sus bonos y eso arrastrará a todas las economías de la zona. La consecuencia sería una reducción de hasta la mitad de sus PIB y un desempleo masivo. Ante ese riesgo, las autoridades británicas han instado a sus bancos a comenzar a pensar planes para paliar esa potencial situación.
Fuente: The Telegraph
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