miércoles, 19 de octubre de 2011

Polo minero de Venezuela agoniza por falta de Inversión Privada

A principios de 1960, un grupo de planificadores estadounidenses llegó al sureste de Venezuela para diseñar una ciudad industrial imaginándola como la "Pittsburgh del trópico", en la confluencia de dos ríos y con vastos recursos minerales.
 
Sin embargo, 50 años después, Ciudad Bolívar, la única urbe planificada del país, enclavada entre los ríos Orinoco y Caroní y con importantes depósitos de oro, hierro y bauxita, está muy lejos del sueño de sus diseñadores.
Sus empresas básicas, en manos del Estado y sostén de 1,6 millones de venezolanos, yacen en el olvido.
Y los críticos acusan al Gobierno del presidente socialista Hugo Chávez -que encabezó una ola de estatizaciones de vastos sectores, desde las telecomunicaciones a la electricidad- de no invertir por años, de incrementar los costos de las empresas y de convertir a compañías rentables en deficitarias.

"Todas las empresas de (metales de la región venezolana de) Guayana están en completo debacle por falta de inversión", dijo Rubén González, secretario general del sindicato de trabajadores de Ferrominera, que extrae, procesa y exporta mineral de hierro.
Un lustro atrás, Sidor, la mayor siderúrgica de Venezuela y el Caribe, producía 4,3 millones de toneladas de acero líquido y exportaba un 35 por ciento de su producción. Tras su renacionalización en el 2008, la producción cayó en picada y en el 2010 fue de apenas 1,8 millones de toneladas, su menor nivel en 14 años.

"Este Gobierno fundió el motor de las empresas básicas. No ha sabido administrarlas, no las conocen, han dejado quebrarlas", dijo Pablo Pérez, gobernador opositor del estado más poblado del país, Zulia, y precandidato presidencial al 2012, en una reciente visita a la zona.
El Gobierno ha culpado del bajón productivo a una severa crisis energética que lo obligó a racionar electricidad en las industrias de metales.
Pero con las lluvias de vuelta y con el agua al tope de la Represa del Guri -la tercera más grande del mundo-, que surte de energía a la mayoría del país, el Gobierno asegura que este año las empresas básicas retomarán la senda del crecimiento y pronto volverán a sus mejores niveles.

PLAN SOCIALISTA CON DINERO CHINO
Para revertir la crisis del sector, que amenaza con llevar a la quiebra a varias empresas, el Gobierno de Chávez quiere unificar los procesos productivos de las 15 empresas de metales estatales nucleadas bajo la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), en un intento por ser más eficientes, y reducir los envíos al exterior, para privilegiar al mercado interno.
"La única forma para que esta empresa sea sustentable es que se integre con las transformadoras (de aluminio)", explicó Rada Gamluch, presidente de Venalum, la mayor reductora de aluminio primario del país.
Pero, mientras llega esa transformación, que se prevé esté lista en el 2019, las empresas siguen produciendo por debajo de su capacidad instalada y el Gobierno ha optado por inyectarles unos 1.000 millones de dólares de urgencia provenientes de un crédito con China para evitar su colapso.
Aunque para muchos analistas esta inyección de recursos es sólo un "manotazo de ahogado" para salvar a un sector en decadencia, para el Gobierno es la solución definitiva.
"Estos acuerdos demuestran el compromiso que tiene el Gobierno de recuperar las empresas básicas de Guayana y de consolidar Venezuela como potencia industrial con el apoyo de los trabajadores", dijo el ministro de Minería, José Khan.
En un nuevo avance del Estado sobre el sector minero, Chávez anunció el mes pasado la nacionalización de la industria aurífera en su intento por explotar a gran escala los grandes recursos de la zona y depender cada vez menos de su principal producto de exportación, el petróleo.

MUERTE Y DROGA
Sin embargo, para la mayoría de trabajadores, el intento de la administración de Chávez por copar los sindicatos está arrastrando consigo violencia y varios dirigentes han sufrido cárcel y atentados contra su vida en los últimos años.
Según la organización Provea, Ciudad Guayana es el lugar más peligroso del país para un obrero afiliado a un sindicato, con un promedio de 30 asesinatos por año y una tasa de desempleo de un 12 por ciento, muy por encima de la media nacional.
De acuerdo con los obreros sindicalizados, para salvaguardar su puesto de trabajo deben pagar "cupos" a los sindicatos dominados por partidarios de Chávez para poder lograr puestos de trabajo en la industria.
Aunado al deterioro de las industrias, otro problema está floreciendo en la zona, una de las de mayor biodiversidad en el mundo: la poca presencia policial atrae cada vez a más narcotraficantes que aprovechan el espacio disponible en los cargueros para enviar droga al exterior.
Y, aunque las autoridades declinaron comentar sobre el tema, los medios locales siguen informando de un aumento en los decomisos de droga.
La semana pasada, media tonelada de cocaína de alta pureza lista para ser enviada a Europa fue decomisada por la policía en la sala de máquinas de un buque anclado en el puerto de Ferrominera.
Cuatro meses antes, en el mismo terminal, se produjo uno de los mayores decomisos de droga de la historia, cuando la policía se hizo de 6,5 toneladas de cocaína que iban a ser enviadas a Europa por el río Orinoco.
"Hoy, en vez de minerales, estamos exportando droga", dijo un trabajador que prefirió mantenerse en el anonimato.

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