Es el país de la UE que más incurre en el abandono de mascotas. Cada día se recogen de la calle más de 400 animales de compañía. No hay una ley de protección de rango nacional que los proteja .
Las primeras leyes contra el maltrato y abandono aparecieron a
principios de los años 90, pero son normativas autonómicas, ya que
todavía no hay una general que cubra todo el país. Los defensores de los animales han conseguido, no obstante, que las cifras de abandono se reduzcan cada año más.
No hay, en cualquier caso, un castigo duro por el abandono de una mascota. Desde la sociedad protectora de animales denunciaron que las multas pueden ser de unos 90 euros
por dejar en la calle a un perro, un precio irrisorio por un delito que
debería ser castigado, a su juicio, de manera más contundente.
Según un informe correspondiente al año 2010 de la Fundación Affinity,
el número de animales abandonados, no obstante, ha descendido con
respecto al año anterior. El año pasado se recogieron cerca de 109.000 perros -un 6% menos que en 2009-, y casi 36.000 gatos -una cifra semejante a la de un año antes.
Las causas de abandono más comunes son las camadas indeseadas (14%), el cambio de domicilio (13,7%),
factores económicos (13,2%) y la pérdida de interés por el animal
(11,2%). La fundación Affinity, que elabora este estudio desde hace 23
años, considera que ahora la crisis económica tiene un factor de incidencia cada vez más alto en el abandono de animales de compañía.
Un ejemplo de esto afecta directamente a las protectoras,
que en 2010 vieron cómo uno de cada cuatro socios dejaba de aportar
económicamente a las organizaciones protectoras de animales.
Fundación Affinity estima que el 45% de los perros recogidos en la calle son adoptados, que el 17% son devueltos a los propietarios y que al 16% les aplican la eutanasia. Al
menos es una buena noticia que cada vez haya más adopciones de perros
(5,5%) y gatos (10%), aunque los animales cada vez pasan más tiempo en
las protectoras, a la espera de su destino.
Distinta es la situación de los galgos, que pasan a
ser inservibles para algunos de sus dueños al final de la temporada de
caza. Asociaciones como Galgos Sin Fronteras han denunciado "el exterminio de más de 50.000 galgos" y la crueldad con la que estos animales son masacrados, y alertaban, ya en 2009, que les era imposible "atender las decenas de llamamientos de ciudadanos que están viendo cada día un gran número de galgos atropellados, vagando famélicos e incluso atados para que mueran de hambre y sed".
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