La bloguera Yoani Sánchez tiene prohibido salir de Cuba. La líder estudiantil chilena Camila Vallejo visita la isla porque es libre de viajar por el mundo y criticar a su gobierno, pero ella dice que en Chile hay más represión que en la isla.
A la disidente Yoani Sánchez
los Castro le han negado reiteradamente el permiso para viajar al
exterior, en castigo por su postura crítica hacia el régimen. En cambio,
acompañada por Karol Cariola, secretaria general de las Juventudes Comunistas de Chile (JJCC), Camila Vallejo, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), visitó la isla y a su líder máximo -hoy retirado-, Fidel Castro, según informa el sitio oficial Cuba Debate.
En un artículo titulado Mis razones para viajar a Cuba,
la joven, que ganó fama mundial por encabezar las protestas contra el
costo de la educación en su país, informó con quiénes se reuniría en su
visita de 5 días -todas asociaciones oficiales controladas por el partido único de Cuba, el comunista- y respondió por anticipado a las críticas, comparándose con Benedicto XVI:
"Los mismos sectores que no han criticado al Papa por su viaje a la
isla, juntarse con Fidel y declinar reunirse con la disidencia, rasgan
vestiduras por la visita que jóvenes comunistas haremos a la isla".
Vallejo señala a quienes critican "con tanta rabia" a Cuba y no hacen
lo mismo respecto a "las guerras, el hambre, la explotación, la
violación a los derechos humanos y un sin fin de concecuencias
(sic) de la deshumanización que ha producido y sigue produciendo el
sistema capitalista y determinados agentes del imperialismo
estadounidense".
Estas afirmaciones están impregnadas del supuesto de que cualquiera
que critique a la dictadura cubana es un defensor de la injusticia
social, el colonialismo y la dependencia; y que todas éstas son lacras exclusivas del capitalismo.
Evidentemente Vallejo ignora que el régimen que defiende fue servil a
un imperialismo (el soviético) mientras denostaba a otro (el
norteamericano) y que las condiciones que Moscú le impuso a la isla,
sumadas a una planificación estatal omnipresente y probadamente ineficaz
son las verdaderas causas del atraso y la pobreza cubanos.
La dirigente estudiantil chilena aseguró también que quienes protestan o disienten la pasan peor en Chile que en Cuba:
"Se habla mucho de la represión que sufre el pueblo cubano, y yo quedé
muy impresionada de lo contradictorio que es ese discurso si comparamos
la práctica policial cubana con la chilena. No vi en ningún momento
(...) gases lacrimógenos, vi a la policía circulando por las ciudades
sólo con su uniforme, sin cascos ni armas de ningún tipo. Ese nivel de
cultura cívica, tanto del Estado como del conjunto de la sociedad, está a años luz de la represión que vivió el movimiento estudiantil el año pasado".
Llamativa es también su conclusión: "Ese tipo de
prácticas simplemente serían inaceptables en la isla, ya que sin lugar a
dudas, un pueblo que ha hecho gala frente al mundo de rebeldía e
insubordinación a la injusticia difícilmente se dejaría acallar con
instrumentos represivos".
Por motivos generacionales, quizá Vallejo no conoce la variedad de
instrumentos de una represión dictatorial. La Revolución Cubana tuvo en
sus inicios un amplio consenso que se fue diluyendo, primero, por el
rumbo ideológico que tomó y, más adelante, porque el fracaso del régimen
diluyó los logros sociales inciales. En la misma medida en que iba
perdiendo adhesiones, el castrismo aumentaba el control político y
social para prevenir toda insubordinación. Pero desde el comienzo no
tuvo pruritos para encarcelar a disidentes ni "purgar" a los que querían
cambiar algo, aunque más no fuese por equivocarse en los tiempos. Ya
que muchas de las propuestas de algunos infelices que cayeron en desgracia son hoy aplicadas por Raúl y Fidel Castro, como la autorización a cierta iniciativa privada en el marco de una tibia apertura económica.
Los comentarios de Vallejo sobre la represión provocaron la reacción de Yoani Sánchez,
quien dijo que le gustaría hablar personalmente con ella, algo que será
muy difícil, si no imposible, por el cerco que han tendido las
autoridades cubanas en torno a la joven chilena. Una práctica habitual
en la isla. Al visitante al que se quiere reclutar como propagandista,
se lo entorna, se lo atiende, se lo adula, se lo lleva de acá para allá;
todo, menos permitirle circular libremente y ver a quién se le dé la
gana.
Si Vallejo hablara con otros interlocutores que los que las
autoridades ponen en su camino, sabría que, a diferencia de Chile, en
Cuba "no hay derecho a la huelga y las manifestaciones se permiten sólo si son organizadas por el propio Estado o sus organizaciones de masas", como lo denuncia otra bloguera cubana, la abogada Laritza Diversent.
Es cierto que en Cuba casi no vuela una mosca. Pero eso tiene una
explicación. La represión allí no es sólo a lo que se hace, sino a lo
que se piensa hacer.
El código penal cubano, además de ser uno de los más duros del mundo
-aplica el doble de pena a cualquier reincidente e incluye la sentencia
capital-, castiga la peligrosidad social predelictiva, copiada de la franquista Ley de Peligrosidad Social. En concreto, para el "derecho" cubano, la presunción no es de inocencia, sino de culpabilidad.
"Se considera estado peligroso la especial proclividad en que se halla
una persona para cometer delitos, demostrada por la conducta que observa
en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista",
reza el código penal cubano.
Cualquiera puede percibir de inmediato que la única "peligrosidad"
visible es la que reside en esta ley, que permite condenar sin pruebas y
habilita a las autoridades a encarcelar por anticipado a los
disidentes, como lo hicieron en vísperas de la visita de Benedicto XVI.
Camila Vallejo viaja, escribe y opina
porque su país le garantiza el goce de derechos que a los cubanos -como
si fuesen menores de edad que deben ser tutelados- les son negados
desde hace más de medio siglo.
En una entrevista con CubaDebate,
posterior a la reunión con Fidel, la joven chilena persistió en la
apología al sistema cubano y las críticas a su país: "Nuestra
organización convive en un modelo absolutamente neoliberal y todo es un
mercado con intereses privados y no hay nada en el ámbito social,
económico o político que esté respondiendo a los intereses de la gran
mayoría. En Cuba, a pesar de las dificultades, todo está pensado (...)
para beneficiar al pueblo".
"En Cuba hay errores que tenemos derecho a criticar (pero) cuando uno lo hace se siente solitario", dijo hace un tiempo el ex juglar de la Revolución Pablo Milanés,
quien parece no creer, como Vallejo, que algunos logros sociales de su
país ameriten el sacrificio de la libertad de los cubanos. "Hay miedo y
tensión y es absurdo, porque no se puede seguir siendo revolucionario y teniendo ideas estalinistas de presiones sobre el pensamiento y la libertad. A Fidel le critico la falta de libertad de expresión, porque hay tantas cosas bonitas aseguradas por la revolución que,
cuando ves que es capaz de encarcelar a un agente durante 20 años
porque habló dos o tres mierdas, no lo concibes", dijo también Milanés.
En la entrevista antes citada, CubaDebate le pregunta con cinismo a Camila Vallejo por la importancia de las redes sociales,
que los cubanos casi no pueden usar: está prohibido Internet en las
casas, salvo expresa autorización del Estado, y en los pocos sitios
donde se puede acceder a la red, hay que empeñar el sueldo por una hora
de conexión. Aun así, Camila responde: "Usamos muchísimo las redes
sociales". Habla de Chile, claro. "A pesar de que es una herramienta del capitalismo (sic),
nos hemos apropiado de esos espacios", agrega. "Los grandes medios de
comunicación de nuestro país responden a un 'duo-polio': son dos grandes
familias, golpistas, que responden a los intereses de la derecha y del
gran empresariado", dice la joven, olvidando que esos medios chilenos
que denuncia son los que la lanzaron al estrellato y que está en Cuba,
donde los medios responden a un monopolio. En este caso, estatal.
Muchos opositores o simplemente críticos al régimen castrista no
tienen acceso a los pocos medios oficiales y tienen muchas dificultades
para acceder a las redes sociales. Además, lo que divulgan a través de
éstas no les llega a sus compatriotas, sino que se difunde en el
exterior. Los disidentes cubanos no pueden tomar un megafóno
como hace Camila Vallejo para arengar a las masas, dirigir una marcha,
presidir una asamblea estudiantil o denostar al modelo "absolutamente liberal" en el cual vive y que le permite expresarse libremente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario